Los múltiples solares sin urbanizar que hay por todas partes de Valencia se convierten en verdaderos lodazales con las primeras lluvias. Compromís vuelve a denunciar esta situación y reclama al Ayuntamiento que actúe sobre los terrenos públicos, y también obligando a los propietarios de los solares privados a cumplir las ordenanzas municipales.
El portavoz de Compromís, Joan Ribó, propone “habilitar los solares como parques, huertos urbanos, jardines comunitarios o zonas de aparcamiento provisional para que estos terrenos tengan un uso útil, y no se conviertan en un gran charco de agua, que puede incluso llegar a ser peligroso para las personas, por el riesgo de caída”.
Un año más, con las lluvias del otoño, todos los barrios de la ciudad observan cómo de nuevo los múltiples solares se llenan de agua y se convierten en un auténtico lodazal. Una situación que no es novedosa, y que el Grupo Municipal Compromís ha denunciado en múltiples ocasiones, tal y como explica el portavoz Joan Ribó: “los vecinos están hartos de tener que esquivar charcos de agua, o de no poder pasar por determinados accesos cuando llueve. El mapa de los solares se esparce por toda Valencia, sin que el equipo de gobierno municipal mueva un dedo por adecentarlos. Desde Compromís tenemos propuestas para mejorar esta situación. En primer lugar, el Ayuntamiento tiene que hacer cumplir la ordenanza de limpieza urbana tanto en los terrenos públicos, como en los privados, cerrando cuando haga falta las zonas por urbanizar. La alternativa que ofrecemos, en segundo lugar, pasa por condicionar esos solares para que se conviertan, aunque sea de manera provisional, en zonas de aparcamiento o en parques que puedan ser aprovechados por los vecinos. Incluso hemos propuesto en más de una ocasión que las asociaciones de vecinos puedan hacer huertos urbanos, mediante un registro específico de solares; una propuesta rechazada por el PP”.
La lamentable situación de los solares plana por todos los barrios de la ciudad, y Compromís lo ha denunciado en cada caso. Así, continúa Ribó, “no es propio de una ciudad europea del siglo XXI encontrarnos con extensiones de terreno abandonadas que se convierten en foco de insalubridad por la acumulación de basuras y la llegada de ratas, y que incluso puede ocasionar alguna caída de las personas”. Hace 30 años que los solares de la Malva-rosa esperan a ser reconvertidos en parques sin ningún éxito; con las lluvias los lodazales se reproducen en los barrios de Russafa o Patraix, y en Malilla –tal y cómo mostramos en las fotos que adjuntamos de ejemplo- los solares están incluso alrededor de centros escolares durante décadas. Y así sucede en todos los barrios de la ciudad.
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