«El bando de las Fallas 2018 recogerá un conjunto de normas consensuadas por las entidades vecinales, los representantes de los hosteleros y comerciantes, las comisiones falleras y los responsables públicos para conciliar intereses y que la afluencia de visitantes sea una oportunidad para todos». Con estas palabras, el concejal de Cultura Festiva y presidente de Junta Central Fallera, Pere Fuset, anunció ayer la apuesta del equipo de gobierno «de preservar y mejorar los aspectos de la fiesta grande de València».
Fuset reconoció que las Fallas 2017, declaradas internacionalmente como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, han sido «un éxito», así como «las más multitudinarias», lo que no ha impedido que se celebraran «satisfactoriamente, sin ningún incidente». El concejal Pedro Fuset también hizo un balance «altamente positivo» de estas fiestas. Por ello, felicitó a la ciudadanía y todos los servicios municipales, a los que también agradeció su trabajo.
Pere Fuset recordó que tanto el gran número de actos programados desde Junta Central Fallera o el Ayuntamiento, como los realizados por las comisiones falleras, transcurrieron «de forma adecuada», con una afluencia masiva de visitantes y medios de comunicación, estatales e internacionales, «fruto del calendario, el tiempo y, también, del impulso que para la fiesta ha tenido la declaración de Patrimonio de la Humanidad».
De este modo, el regidor se refirió a «la nueva realidad de las Fallas. Nuestra intención es que no sólo sea una fiesta del mundo sino que sea la mejor fiesta del mundo, que es lo que sentimos los que llevamos la fiesta dentro desde siempre y ahora queremos que esto lo piensan y lo sienten también los que nos visitan desde todas partes». Según Fuset, el equipo de gobierno municipal trabaja con este objetivo «para mejorar al máximo las fallas, que aspiran a la excelencia».
En esta línea, este año ya se introdujeron novedades, recordó el concejal, como el Bando de Fallas, que cumplieron «la inmensa mayoría de las comisiones», fue más concreto y contempló más escenarios. Así, Fuset estableció la reducción de días de carpas en la calle y la ubicación de los mercadillos a un lado de la calle para mejorar la movilidad del visitante. El concejal también garantizó la salubridad de la venta de alimentos con las «food trucks».
El concejal evocó otros elementos particulares que se vivieron estas Fallas, como la plantà de la falla municipal, que se realizó «en tiempo y forma y sin incidentes» y que, «a nuestro entender, traslada muy acertadamente el espíritu de lo que son las Fallas: esfuerzo y trabajo colectivo del pueblo y que, además, fue un espectáculo único especialmente porque se trataba de la falla municipal más alta de la historia».
Otra de las novedades de este año estuvo la pasarela para facilitar la circulación durante la ofrenda de un lado al otro del recorrido, «proyecto piloto que ha funcionado muy bien y que el año que viene podemos ampliar. Con esta infraestructura efímera el tiempo de espera máximo de las colas ha sido de 10 minutos y se han evitado las habituales situaciones de tensión entre los peatones y la policía local «, declaró Fuset.
Por otra parte, el concejal destacó «la alta calidad de los espectáculos pirotécnicos», tanto en lo que respecta a «mascletaes como en lo relativo a Castillos», que fue debida, «en parte, al trabajo realizado por el Ayuntamiento para dignificar la industria y los profesionales de la pirotecnia valenciana, con aumentos sustanciales de los precios pagados por los espectáculos».
Fuset describió las Fallas «como motor social, cultural y económico» y, por ello, pidió más implicación de los agentes no estrictamente falleros que este año ya participaron a la hora de elaborar el Decálogo de convivencia o en las reuniones entre falleros y asociaciones de vecinos en el barrio de Ruzafa, que el año que viene también se celebrará en otros barrios.
El concejal de Cultura Festiva también agradeció la colaboración de otras entidades como la Universidad de Valencia, con su proyecto de hacer muñecos con la paja del arroz, y de aquellas que se involucraron en el Plan Estratégico de las Fallas. «El objetivo del equipo de gobierno es que València sea conocida como la ciudad de las Fallas, una fiesta que vivamos con el corazón, pero debemos manejar con la cabeza», concluyó Fuset.