Papi Robles ha anunciado que propondrá una moción en el próximo pleno municipal para que se establezca una restricción de carácter permanente, a diferencia de la propuesta que hace Catalá que se limita al tiempo que duren las obras del Puerto.

El grupo municipal de Compromís en el Ayuntamiento de València ha presentado una propuesta para limitar la entrada de cruceros y de los correspondientes cruceristas que desembarcan cada día en València, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad turística en la ciudad. La iniciativa de los valencianistas se basa en tres puntos muy sencillos: tope a dos cruceros y 3.500 pasajeros al día, y barcos de 280 metros de eslora como máximo. Se trata de tres puntos muy directos y concretos, que contrastan con el baile de cifras y la falta de definición de Catalá al respecto, tal y como han indicado desde Compromís. Por eso, ésta será una moción al Pleno de junio que presentarán desde Compromís.

 La portavoz de Compromís, Papi Robles, ha explicado que “la propuesta tiene un carácter permanente, a diferencia del anuncio vago hecho por Catalá, que limita la entrada a un concepto indeterminado de megacruceros, que no ha querido detallar, y sólo mientras duren las obras del Puerto; pero la realidad es que esto no deja de ser una nueva treta de Catalá, que sabe perfectamente que esas obras no permitirán el acceso de los barcos más grandes. Desde Compromís lo que queremos es que la ciudad esté regulada de forma permanente respecto a la llegada de los cruceros y megacruceros”.

 Robles ha dicho que, además de la saturación que supone para la ciudad la entrada de golpe de miles de personas, también es necesario tener en cuenta la contaminación que genera la entrada de tantos cruceros cada día. “Por un lado, tenemos la presión turística de personas que entran en nuestra ciudad, pero por otra, tenemos la contaminación que esto genera y sobre todo la bajada de la calidad de la salud de las personas que vivimos en ella. Los datos dan miedo: el Puerto genera 2,7 millones de tonos de CO₂ al año. Es una barbaridad. Esto está constatado. Pero después, si medimos el óxido de nitrógeno y el óxido de azufre, que son dos elementos que atacan directamente la salud de las personas que lo respiran, estaríamos hablando de unas aproximaciones de 1.200 toneladas en el caso del óxido de nitrógeno y de 300 toneladas en el caso del azufre”, ha apuntado la dirigente valencianista.

EL PUERTO CONTAMINA EL TRIPLE QUE TODO EL PARQUE AUTOMOVILISTICO DE VALÈNCIA JUNTO

Papi Robles ha explicado que «muchas veces parece que no nos damos cuenta porque el Puerto es como un agujero negro en la ciudad, pero aquí hay un emisor de contaminantes que es tres veces mayor que todos los coches de la ciudad». Por eso, en la moción de Compromís también se incorpora elaborar un estudio sobre las cifras de contaminación y los barcos que usan gas natural licuado, los más contaminantes.

Por su parte, el concejal de Compromís, Ferran Puchades, ha expuesto que el efecto pospandemia ha ocasionado a partir de 2022 un incremento de cruceristas que en 2025 llegará a un 43%, con 273.000 pasajeros desembarcando en la ciudad. Una cifra que, para Puchades, es «monstruosa» si se tiene en cuenta que se trata sólo de la afluencia de visitantes por vía marítima.

Puchades ha señalado que la previsión es que en 2025 lleguen a la ciudad 334 cruceros con 896.172 viajes, «60.000 pasajeros más que la población censada en València». En los meses de mayor actividad -mayo, julio y octubre- se prevé una media de 4.000 cruceristas diarios, con picos de «10.000 pasajeros en un solo día».

Por último, la portavoz Papi Robles ha aseverado que el gobierno municipal “nos está acostumbrando a hacer una política de refritos del Gobierno anterior, y de gestos, muy grandilocuentes habitualmente, con el plan de vivienda anunciado esta semana y la moratoria de apartamentos turísticos, que Compromís considera «parcial e insuficiente».

«Ahora ha llegado la negativa que tiene últimamente Catalá a que lleguen cruceros a la ciudad» y la siguiente medida «será la implantación de la tasa turística» contra la que Catalá el año pasado era «la persona más beligerante». «Resulta que ya comienza a mirarla con buenos ojos», ha comentado.