• El contrato de servicios de limpieza y mantenimiento del patrimonio cultural de València fue impulsado por el último gobierno municipal de Compromís y comprendía 493 elementos urbanos singulares, además de un servicio de inspección por zonas en la ciudad.
• La licitación que presenta ahora el gobierno de Catalá ha desprotegido un total de 31 elementos urbanos y prescinde del servicio de inspecciones por los diferentes distritos de València.
El pasado mandato, la exconcejal de Cultura del Ayuntamiento de València, Gloria Tello, impulsó una gran licitación para contratar los servicios de limpieza y mantenimiento del patrimonio cultural de la ciudad, que comprendía 493 elementos urbanos singulares, incluyendo 337 esculturas, 33 fuentes ornamentales, 109 placas conmemorativas y 14 cruces de término. El acuerdo también incluía las fachadas de 25 edificios y monumentos municipales y los cinco puentes históricos y sus alféizares, dentro de un contrato con un importe de borde 300.000 euros anuales.
La licitación suponía además avances que reforzaban la actuación municipal, como es el caso del servicio de inspección para identificar cualquier clase de incidencia en elementos históricos de cara a poder actuar de manera más rápida en cuanto a su mantenimiento o limpieza (incluía inspecciones periódicas semanales en la zona del lecho del río Turia; una vez al mes Ciutat Vella; o seis veces al año en Saïdia, por citar solo tres casos). Este servicio se trataba de una novedad, puesto que hasta ahora no existe nada parecido a este servicio de inspección previa en la ciudad y suponía un avance en la protección del patrimonio histórico, una prioridad para el anterior gobierno de Joan Ribó. Desgraciadamente, quedó desierto en un primer intento, pero se trabajó para proceder en un segundo intento de licitación que tendría que haberse producido con agilidad el último año 2023.
‘‘Ahora, con un retraso de un año, el gobierno de Catalá anuncia el inicio de una nueva licitación para cubrir la limpieza y mantenimiento del patrimonio cultural que, además de llegar tarde y a la luz de los graves ataques al patrimonio que está sufriendo la ciudad, supone un recorte importante en el objeto del contrato. Por un lado, los elementos protegidos se reducen de los 493 que previmos nosotros en el gobierno a los actuales 462. Y, por otro lado, y lo que resulta todavía más preocupante, prescinde de un elemento fundamental que habíamos previsto al servicio: un servicio de inspecciones por las diferentes zonas de la ciudad que asegurara un mantenimiento continuo e integral y una respuesta ágil ante los delitos contra el patrimonio.
En definitiva, el gobierno de la señora Catalá no solo no es capaz de hacer restauraciones singulares de la ciudad, como la que denunciamos ayer del tritón de Ponzanelli en la Glorieta, sino que ahora, también, recorta la licitación de mantenimiento del patrimonio cultural, que incluye los puentes históricos más relevantes de la ciudad. Un muestra de total despreocupación por nuestro patrimonio’’.