· Compromís lamenta que los comerciantes de las calles peatonales del barrio marinero se vean obligados a actuar por su cuenta ante la ausencia de sanciones a los vehículos que circulan y estacionan en ellas tras el fracaso de las “ocurrencias” de Carbonell para evitar multar a los infractores.
· Grezzi: “El estacionamiento irregular, como la proliferación de incivismo con la basura, son consecuencia directa del mensaje de tolerancia total con la corrupción de Catalá”.
El pasado mes de febrero, tras meses de reclamaciones de los vecinos del barrio de Cabanyal por la conversión de facto de las calles peatonales del barrio marinero en zonas de circulación y estacionamiento ilegal de vehículos, el concejal de Tráfico y Policía Local Jesús Carbonell anunció y ejecutó la instalación de bolardos en los extremos de algunas de esas calles como su solución y única acción para atender el problema. Ya entonces, desde Compromís, el concejal Giuseppe Grezzi advertía que la actuación sería un fracaso, pues al margen de introducir un obstáculo para los peatones, no impediría el acceso de los infractores, que se adaptarían a las nuevas circunstancias, además de alentarlos a seguir infringiendo ante el mensaje implícito de que los pilones sustituirían definitivamente la acción policial.
Ahora, tan solo seis meses después, los carteles realizados por los propios comerciantes de calles peatonales, amenazando a los infractores que todavía estacionan en sus fachadas pese a estar prohibido (incluso bajo las señales oficiales que lo recuerdan explícitamente) de que avisarán a la grúa, son la última confirmación —además de las cantidad de vehículos que cualquier ciudadano puede ver y padecer estacionados a cualquier hora en las múltiples calles presuntamente peatonales del barrio— del fracaso de Carbonell y sus medidas para hacer cumplir y respetar la ley en el barrio.
“No sé qué más les hace falta a Catalá y Carbonell para permitir a los agentes de la policía local hacer su trabajo de proteger a la ciudadanía y perseguir a los infractores en lugar de obligarles a hacer la vista gorda”, apunta Giuseppe Grezzi, haciéndose eco del hartazgo de la ciudadanía ante la falta de respuesta del gobierno municipal de María José Catalá a las reiteradas llamadas vecinales para que se hagan cumplir las ordenanzas. De hecho, sostiene Grezzi, “varios de los principales problemas que sufrimos los vecinos de València tras el regreso del PP al gobierno municipal son consecuencia directa del mismo error: el mensaje de tolerancia total con la corrupción de Catalá y su gobierno; su obsesión con no multar a los infractores, que imagino que entenderán que son sus votantes más acérrimos, y que hace que paguemos justos por pecadores, teniendo la ciudad hecha un asco”.
Por ese motivo, desde Compromís —traslada Grezzi— reiteran su petición a la alcaldesa Catalá de que “ponga fin a la tolerancia total con los infractores, tanto los que invaden las calles peatonales con sus coches y motos, como los incívicos que arrojan su basura en lugares indebidos, poniendo fin al cartel de ‘València ciudad sin ley’ que colgó a su llegada al Ayuntamiento”. La suciedad y el incivismo “no se solucionarán subiendo el importe de las multas como sugirió hace unas semanas Carlos Mundina, sino diciéndole a Carbonell que permita de una vez a los agentes de policía sancionar a los infractores como corresponde”, concluye el que fuera concejal de Movilidad Sostenible.