• El concejal Giuseppe Grezzi impulsa una moción para que el Ayuntamiento de València lidere los cambios a realizar para acabar definitivamente con los atascos diarios en la CV-35 coincidiendo con la entrada y salida del horario laboral.
  • Grezzi: “Tres administraciones gobernadas por el PP gestionan cómo se desplaza la gente entre València y los polígonos y pueblos vertebrados alrededor de la CV-35; que haya atascos o no  depende de su voluntad y sus políticas”.
  • Compromís votará en contra de la Ordenanza de la ZBE.

Los kilométricos atascos en la Pista de Ademuz a la hora de entrar y salir del trabajo para los vecinos de los pueblos vertebrados alrededor de la pista de Ademuz y para los vecinos de València que van a ellos o los polígonos del entorno parecían hasta hace poco una foto fija. Sin embargo, desde hace dos años, cuando se produjo un cambio en los gobiernos autonómico, provincial y autonómico, que regresaron en un giro monocolor a manos del Partido Popular, lo que parecía estar mal todavía empeoró.

“Es sorprendente porque, si hay una voluntad de mejorar la fluidez del tráfico en esa vía, para lo que hacen falta decisiones que implican a tres administraciones, nunca sería tan fácil llegar a un acuerdo como ahora, que están gobernadas por el mismo partido”. Quien señala este detalle es Giuseppe Grezzi, el concejal de Compromís que, como responsable de Movilidad del Ayuntamiento de València las dos pasadas legislaturas, padeció en sus propias carnes el hecho de que ni la Generalitat, ni la Diputación, ni algunos pueblos del área metropolitana, en manos entonces del PSOE, tuvieran el mismo interés que el gobierno de Joan Ribó en disminuir la intensidad del tráfico y fomentar el transporte público.

“Entonces el PSOE quería marcar perfil y no aceptaba ninguna de las propuestas que lanzábamos desde València”, lamenta Grezzi. Sin embargo, añade “ahora existe una oportunidad de cambiar las cosas, porque Catalá tiene en su mano pedir que se apliquen aquellas medidas para acabar con los atascos en la pista de Ademúz, reducir el tráfico privado y aumentar y priorizar el público, y no habrían excusas politiqueras para negarlas ya que el PP gestiona las tres principales administraciones y controla la mayoría de la ATMV. Lo cuál no impide que, lamentablemente, bajo su gestión la situación en la CV-35, ha empeorado mucho”.

Por ese motivo, con la intención de revertir la situación Compromís ha presentado de nuevo las propuestas que desde el Ayuntamiento se sugirió implantar las pasadas legislaturas con el impulso necesario de Generalitat y Diputación. “Son soluciones universales, experimentadas con éxito en multitud de capitales de Europa para reducir el tráfico y los atascos, y Catalá, como Compromís, podría hacerlas suyas”, reconoce Grezzi, pero recuerda, “el PP tendría que ponerse las pilas y poner de acuerdo a las diferentes administraciones en sus manos para, en lugar de empeorar la situación con sus llamadas al tráfico, arreglarla”, señala.

Más metro, carriles VAO y ayudas a las empresas

Estas medidas pasan en primer lugar por incrementar los servicios de las líneas L1 y L2 (y las otras líneas de Metrovalencia) para que tengan una frecuencia inferior a 10 minutos, para dar servicio en todas las poblaciones servidas por ese líneas y todos los núcleos de zonas industrial. “Cualquier frecuencia superior a los 10 minutos (y las actuales en LLíria, Bétera, etc, lo son) es indigna de un servicio que se autodenomina de metro, y para nada ofrece un servicio competitivo a los vecinos afectados en los pueblos o València que los disuada de utilizar su coche. El PSOE no remedió esto en ocho años y el PP tiene la oportunidad de nuevo de corregir esas frecuencias que no se merecen los usuarios de la red”, apunta Grezzi.

A su vez cabría articular, en todos los núcleos próximos a las estaciones de metro de estas líneas, autobuses con horario ininterrumpido mientras opera el metro para conectarlas con barrios y centros de trabajo ligeramente alejados de estas, de forma que la efectividad del transporte público tenga un mayor alcance. “Si el transporte público es competitivo, sería la primera opción de mucha gente que ahora esta atascada porque aún así llega antes en su coche que en metro o bus. Por eso hay que agilizar la red, asegurando además que estos trayectos se completen con una única validación”, aclara el extitular de Movilidad, que también propone la creación y vigilancia estricta de carriles bus VAO en la CV-35, CV365 y CV-31 (al menos el tramo de la CV-30 entre estas dos últimas), para redondear la competitividad del transporte público en el área y convertirla de la primera en la última opción para decenas de miles de personas que ahora ni lo contemplan. 

Si a su vez —como propone Compromís y podría pedir el Ayuntamiento— la Generalitat promoviera la implantación de servicios de transporte colectivo a las empresas y los polígonos industriales (por ejemplo, mediante desgravaciones fiscales a las empresas que los instauran), la reducción de coches generando atascos a diario podría reducirse sustancialmente. 

“Cómo salta a la vista no se trata de nada extraordinario, sino de medidas universales que dependen del interés político de destinar el dinero público a servicios que anteponen el bienestar colectivo. Solo hace falta voluntad política y ganas de trabajar para reducir el tráfico. Algo que, como Compromís demostramos en València en las pasadas dos legislaturas, no es una utopía, sino que es totalmente factible”, resume el concejal valencianista.

ZBE, ocasión perdida

Respecto a la ordenanza de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) que PP y Vox pretenden aprobar en la misma comisión, Grezzi señala que su puesta en marcha «podría haber sido una buena ocasión para empezar a gestionar el tránsito motorizado de manera efectiva y contribuir a desatascar las vías de acceso a València, pero que, sin embargo en una medida inútil tal y como la ha concebido el concejal Carbonell, avalado por la alcaldesa Catalá». 

Como el edil ya ha denunciado en anteriores ocasiones, la ZBE planteada por el PP para València ”regula en sentido contrario al de la mayoría de ciudad europeas y del Estado”; supone una “desprotección alarmante” en cuanto a permisividad de vehículos contaminantes, puesto que podrán circular vehículos B e incluso camiones de más de 35 años; y excluye de su amparo muchos barrios de València, desde el frente marítimo hasta los barrios de San Isidro, San Marcel·lí. “Su aplicación tardía, no tiene mecanismos de control precisos y supone, en ciudades de la talla e importancia de València, la ZBE más laxa de toda Europa”, valora Grezzi. Por ese motivo, anuncia, Compromís «nos vemos en la obligación de votar en contra de la Ordenanza que la regulará después de haber alertado de que es papel mojado».