• Compromís denuncia que el gobierno de María José Catalá aprueba un texto en Junta de Gobierno para justificar su negativa a las propuestas vecinales que soliciten continuar con el incremento de espacios peatonales y fomento de la movilidad sostenible en los procesos de presupuestos participativos.
  • Grezzi: “Si alguien necesitaba una prueba del divorcio entre Catalá y los intereses de los valencianos aquí tiene la más clara”.

La Red de Ciudades Que Caminan (de la que forma parte el Ayuntamiento de València) realizó un estudio (https://ciudadesquecaminan.org/accion/callegrafias/) en 2023 en el que certificó que aproximadamente el 70% del espacio de las calles de las principales ciudades de España —y València no es una excepción— estaba dedicado a los coches y el 30% a los peatones. El dato es una media, puesto que la desproporción en los barrios, lejos de las zonas “nobles”, empeoraba para los peatones bajando su espacio al 25% a pesar de ser el lugar donde vive la mayor parte de la población.


Sin embargo, como en 2015 (antes de la explosión del uso de la bici en València, la irrupción de los patinetes y el repunte de la EMT) señalaba el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de València (página 55 del pdf), menos del 25% de los desplazamientos en la ciudad se realizaban en vehículo motorizado (coche o moto), mientras que más del 75% se realizaban caminando, en bicicleta o en transporte público. Esto, cruzado con los datos de reparto del espacio público, supondría que el 70% del espacio público en las calles de la ciudad se estaría destinando a un 25% de los desplazamientos, mientras la gran mayoría de las personas se ve obligada a desplazarse repartiéndose el 30% restante. O en el 25, si es en su propio barrio.

La alcaldesa Catalá, incumpliendo la Ley 12/2018, de 24 de mayo, de publicidad institucional, se fotografía al volante de un autobús de la EMT.

Esta anomalía fue una de las bases que justificó hace décadas el auge de la movilidad sostenible y la recuperación del espacio público en Europa, y la que posibilitó que, pese a las reticencias iniciales, la recuperación del espacio público y la sustitución de las “calles aparcamiento” por calles con arbolado y espacio de calidad triunfara y se consolidara progresivamente en las principales ciudades del viejo continente. València, aunque con mucho retraso, no fue una excepción, y después de empezar esta transformación las dos pasadas legislaturas, todos los rincones y barrios de la ciudad reclaman que la próxima recuperación de espacio público se produzca en sus calles.

Sin embargo, como denuncia Compromís, el nuevo gobierno municipal no solo ha frenado esta tendencia, sino que el pasado viernes oficializó su intención de impedir la recuperación del espacio público al suscribir en Junta de Gobierno Local por el trámite de urgencia —lo que permitía esconderla del orden del día y añadirla en el último momento sin fiscalización previa de la oposición— una moción fijando varios criterios para rechazar las solicitudes de mejora del espacio público en los barrios. Entre ellos, que las actuaciones “supongan una elevada pérdida de plazas de estacionamiento imposible de recuperar en el entorno”; “puedan afectar negativamente […] a la circulación en el entorno”;  o se soliciten en “calles específicas” que no formen parte de las “áreas centrales” del barrio.

Contra los vecinos y contra el PMUS

“¿Qué pretende ocultar detrás de esta moción el PP?”, cuestiona Giuseppe Grezzi, concejal de Compromís y principal impulsor de la recuperación de espacio público en València como concejal de Movilidad Sostenible las dos pasadas legislaturas. Y la pregunta no es del todo retórica. “Obviamente el proyecto de Catalá, PP y Vox siempre ha sido mantener València como un gran aparcamiento por un lado y como un recurso que brindar a sus colegas para explotar extractivamente por otro, por encima del bienestar y los deseos de sus vecinos. Pero de ahí a ponerlo negro sobre blanco como han hecho en esta moción, publicada de escondidas hay un trecho”, apunta Grezzi de la moción suscrita a dos manos por los concejales de Urbanismo y Tráfico. 

“La única motivación sería aportar una apariencia de legalidad para esconder la arbitrariedad con la que van a tumbar todos los proyectos de mejora del espacio público solicitados por los vecinos en los presupuestos participativos”, añade el exconcejal de Movilidad. Y no deja de ser una paradoja, subraya, “porque mientras Compromís justificamos muchas de nuestras actuaciones en los objetivos del PMUS aprobado muy a su pesar durante el gobierno de Rita Barberá, parece que Catalá ha tenido que inventarse este texto firmado por Carbonell y Giner para tomar decisiones que van justo en contra de aquel documento”.

De esta manera, advierten desde Compromís, Catalá dispondrá de un nuevo y último mecanismo para tumbar los proyectos participativos propuestos por los vecinos y contrarios a sus políticas regresistas, después de haber introducido el mecanismo de votos en contra, que todo apunta a que habrá sido insuficiente para frenar la voluntad popular. “Hay un divorcio claro entre las políticas de Catalá y los deseos de los vecinos, y esta moción no es un simple documento, sino la certificación del mismo”, apunta Grezzi, que señala como la moción indica —“seguramente sin pretenderlo”— los deseos de la ciudadanía: sustitución de carriles de tráfico por vías para favorecer la movilidad sostenible, peatonalizaciones en las calles residenciales y no solo en la centralidad de los barrios, etc.
“La apuesta y el deseo de los vecinos de València de tener una ciudad con menos coches y menos tráfico es mayoritaria y clara y lo que ha hecho el gobierno de Catalá suscribiendo unánimemente esta moción es darle la espalda a sus ciudadanos, afirmar rotundamente que con ella al frente la ciudad que quieren no será posible. Es un mensaje muy duro e incómodo y por eso seguramente se envió de escondidas a pesar de que, por su contenido, no hubiera justificación alguna a la urgencia. Pero una vez lanzado es importante que la gente lo conozca. Pocas cosas habrá más importantes que la ciudadanía sepa cuáles son los planes reales de su alcaldesa”, concluye Grezzi.