Compromis ha tenido conocimiento de una obligación de pago pendiente desde 2010, del Ayuntamiento por valor de 2’1 millones por la compra de un solar del Instituto de la Vivienda de las Fuerzas Armadas en la calle Guillem de Castro 38

El portavoz del Grupo Municipal Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, Joan Ribó, ha denunciado que Barberá ha derrochado más de dos millones de euros en un solar destinado a albergar el centro de Interpretación de Velluters mientras abandona a su suerte el Col • Colegio del Arte Mayor de la Seda.

En la Comisión de Hacienda, Ribó ha tenido conocimiento de una obligación de pago pendiente desde 2010, del Ayuntamiento por un valor de 2’1 millones de euros por la compra de un solar del Instituto de la Vivienda de las Fuerzas Armadas en la calle Guillem de Castro n º 38. El origen de esta adquisición es la construcción de un centro de interpretación del Barrio de Velluters con un coste total de cinco millones de euros.

Para Ribó, «es totalmente incomprensible e incoherente esta decisión que supone un gasto millonario para el Ayuntamiento. A pocos metros de este solar se encuentra el Colegio de Arte Mayor de la Seda sin que ni el Ayuntamiento ni la Generalitat hayan hecho nada para su rehabilitación y que seriamente está amenazando ruina». El portavoz de Compromís ha preguntado «cómo es posible que disponiendo de este edificio emblemático por sus valores históricos, que sería ideal como centro de interpretación del barrio, dedicado precisamente a la industria de la seda, quiera el Ayuntamiento, en connivencia con la Generalitat, gastar millones de euros en un edificio nuevo que nunca podría tener la solera y la historia del Colegio Mayor de la Seda? Como es posible que no importe que se caiga un edificio antiguo y catalogado y se dedican los recursos a construir un edificio nuevo? Tanto poca estima tiene el Ayuntamiento de Rita Barberá de la historia de la ciudad de Valencia?».

Ribó quiere llamar la atención y lamentar la actitud habitual del equipo de gobierno presidido por Barberá de despreciar por un lado nuestro patrimonio histórico, cultural o medioambiental y, a la vez, malgastar recursos en construir edificios o grandes eventos nuevos que muchas veces sirven para bien poco, por no decir para nada. El caso que vemos hoy con el centro de interpretación de Velluters es totalmente comparable al que el TSJCV hace unos días declaró ilegal a la Punta o la voluntad de derrochar el patrimonio urbanístico del Cabanyal con la prolongación de Blasco Ibáñez.