El Pleno de Valencia de febrero de 2014 aprobó por unanimidad la indagación, localización, exhumación e identificación de Teófilo Alcorisa y ahora Pilar Soriano, concejala de Cementerios, ha puesto en marcha los procedimientos administrativos por empezar con el conjunto de todas estas tareas. El consistorio cumple así el artículo 12 de la Ley de la Memoria Histórica que obliga a las administraciones públicas a asegurar la colaboración institucional para una adecuada intervención en las exhumaciones.
El inicio de los trabajos se aprobó en la Junta de Gobierno Local de la pasada semana y se impulsará en colaboración con el Instituto de Medicina Legal de Valencia y con la autorización de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura.
Soriano ha destacado que se trata “de atender la humanitaria pretensión de una sepultura digna del padre de los familiares de Alcorisa, para que sus restos puedan descansar en el Cementerio de Burjassot donde reposan los de su mujer. Además, también se da solución puntual al vacío legal que provoca no tener una ley valenciana de la Memoria Histórica, como sí la tienen otras comunidades”.
El proceso comporta ciertas dificultades y no se puede asegurar la obtención de los restos completos de Alcorisa debido a los 68 años que hace de su entierro en la fosa común y los sucesivos soterramientos posteriores en las mismas coordenadas. No obstante el Ayuntamiento ve como un reto arqueológico y un deber moral hacer frente a la exhumación.
Alcorisa fue detenido el 1947 a los 51 años a Santa Cruz de Moya (Cuenca), donde vivía con su mujer y sus hijos. Al día siguiente le trasladaron al cuartel de Arrancapins en Valencia, lugar donde murió después de una semana de torturas y palizas. La familia tardó 20 años en saber que su padre se encontraba en una fosa común.